Artículo publicado el 31 de agosto del 2021 por Animal Político, ver artículo original.
Hablar de crisis forense en México nos evoca imágenes de trailers con cuerpos en descomposición o apilados en instituciones forenses, restos óseos calcinados, fosas comunes que son clandestinas, cremación de cuerpos no identificados, falta de bases de datos genéticas, entrega de cuerpos equivocada, entrega de cuerpos en bolsas de basura o féretros llenos de bolsas de arena. Hablar de crisis forense en nuestro país es hablar de una segunda desaparición.
Esto y más lo saben las familias de personas desaparecidas que se han visto obligadas a buscar, además, en las instituciones forenses. Por ello, desde hace años han exigido no solo el fortalecimiento de los servicios forenses –dirigidos principalmente por fiscalías–, sino la creación de un mecanismo extraordinario para combatir esta crisis.
Con la finalidad de tener un diagnóstico preliminar, en abril de 2019 la FGR llevó a cabo un diagnóstico de las capacidades de los servicios médicos forenses. La Subsecretaría de Derechos Humanos, Población y Migración de la SEGOB y la Comisión Nacional de Búsqueda colaboraron en el levantamiento de dicha información. Desde entonces, desde dicha Subsecretaría y la CNB se ha impulsado el fortalecimiento de las capacidades forenses a través del Centro Regional de Identificación Humana dedicado exclusivamente a desapariciones, centros de resguardo de cuerpos, así como la creación de nuevos cuadros nacionales con un enfoque masivo. Por otro lado, se ha trabajado colectivamente en la creación de una respuesta fuera del sistema ordinario: el Mecanismo Extraordinario de Identificación Forense (MEIF).
En mayo y junio de 2019, ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Gobierno de México reconoció la crisis forense, proporcionando algunos de los datos del diagnóstico forense preliminar y se comprometió a crear el MEIF, el cual se construyó desde cero, mediante un proceso colectivo con familiares, sociedad civil, autoridades, organizaciones internacionales y la cooperación internacional. Pero, ¿qué es el MEIF? ¿cómo se integra? ¿cómo se inserta en el sistema mexicano?
Su creación fue validada por el Sistema Nacional de Búsqueda mediante un Acuerdo de 5 de diciembre de 2019, que establece que el MEIF “será un mecanismo de carácter extraordinario, multidisciplinario, con autonomía técnico-científica, que practicará los peritajes pertinentes sobre los cuerpos o restos óseos que no han sido identificados y sean de su competencia” en coordinación, principalmente, con las fiscalías o entidades responsables de la identificación. El MEIF podrá trabajar sobre los cuerpos o restos que, para la firma del Acuerdo, se encontraban en resguardo de las autoridades.
Posteriormente, se trabajó en la construcción del Grupo Coordinador –el número de integrantes, perfiles, atribuciones, adscripción y la forma de elegirlos–, y en la asignación presupuestal inicial. Se decidió que el grupo sería el encargado de decidir la forma de trabajo del MEIF y que estaría conformado por siete personas expertas nacionales e internacionales. También se decidió que, para garantizar su autonomía, serían contratados por agencias internacionales (UNFPA-ONUDH) con prepuesto inicial otorgado por la Secretaría de Gobernación (40 millones de pesos iniciales). Asimismo se acordó que la elección de sus integrantes se llevaría a cabo por un Comité Seleccionador compuesto por personas propuestas por las familias y por autoridades, y complementado por miembros de agencias de la ONU. Dentro de los recursos otorgados, se prevé la contratación de personal de apoyo para el Grupo Coordinador y tendrán instalaciones proporcionadas por el gobierno.
Luego de un proceso en el que participaron más de 200 personas, tanto nacionales como extranjeras, se determinó que las personas integrantes del Grupo Coordinador son, como expertas forenses, Jairo Vivas Díaz (Colombia), Yadira Reyna Hernández (México), Alan Robinson Caicedo (Inglaterra) y Magner Rincón Soto (Colombia). Las otras tres personas expertas en atención psicosocial, jurista y cooperación internacional, respectivamente, son Ximena Antillón Najlis (Costa Rica), Edgar Cortés (México) y Sharon Bissell (EUA-México). Lo primero que deberá realizar el Grupo Coordinador es un diagnóstico para abordar de manera integral, entre otros, los sitios de intervención, así como qué experto o grupo de expertos forenses podrán intervenir en los mismos, para posteriormente operarlo. Además, podrá diseñar y planear estrategias que atiendan la crisis y proponer reformas.
La construcción del MEIF, como un ente que responda de manera extraordinaria a una crisis como la que atravesamos, abre preguntas, sin duda, sobre su naturaleza transicional dentro de un sistema ordinario, con una naturaleza híbrida, con profesionales nacionales e internacionales, y con recursos económicos gubernamentales y de cooperación internacional.
México empieza a responder a la crisis forense en una construcción propia y colectiva, a través del MEIF. Requerirá, sin embargo, no solo de seguimiento, recursos y personal, sino de manera central de voluntad política a todos los niveles, principalmente de las fiscalías. Además, el trabajo del MEIF debe acompañarse de un reconocimiento de que el sistema ordinario no ha dado respuesta –por múltiples razones que van más allá de los recursos– pese a que es obligación del Estado, de una apuesta nacional de identificación con enfoque masivo de la mano de la construcción de cuadros nacionales, así como de reformas legislativas profundas que, paralelamente, piensen y reorienten el sistema forense mexicano separado de las fiscalías, tal como se ha hecho en otros países con resultados palpables.
Es fundamental que entendamos la urgencia en identificar al mayor número de personas, no solo como un tema humanitario, sino también desde el derecho de toda persona a ser buscada, localizada y, en caso de estar sin vida, identificada y regresada dignamente a casa. La apuesta en el MEIF es alta y cuenta con la legitimidad para dar un paso firme en el combate a la crisis; corresponde a todos dar seguimiento y respaldo a una tarea que apela a la dignidad humana.